jueves, 22 de abril de 2010

Querido Padre


Ya son cinco años de tu partida inesperada... el vacío que dejaste en nuestros corazones, de quienes te amamos, aún está, pero nos fortalecemos con tu digno ejemplo de humanista, de pureza y de solidaridad con quienes te rodearon... Escuchaste al campesino, al indígena, al negro pescador... plasmaste con tu cámara sus sonrisas, sus miradas, su anhelos, que a la vez eran tuyos de un mundo mejor.

Nos enseñaste el amor por la naturaleza, nuestra pachamama... nos enseñaste a ser solidarios, a siempre extender la mano de quien lo necesitara. Con tu ejemplo, con tu humildad y tu coraje cambiaste la vida de quienes te conocieron, la cambiaste para bien, creando conciencias de amor.

A tus hijas, a tu compañera, a todos quienes tuvimos el honor de compartir en vida contigo, a mi, tu hijo... cada 19 de abril se nos parte el corazón... pero a la vez renace la esperanza, porque sabemos que tú lo quisieras así, que con tu semilla, tu siembra de lucha continúe en nuestras manos...

Julio García Romero, tu muerte no fue en vano... tú vives y no solo en nuestros corazones, sino en nuestras acciones, que siguen el ejemplo de lo que fuiste en vida.

Te amo mi viejo, te amo con todo mi ser.

Bruno A. García H.

domingo, 18 de abril de 2010

Querido Julio



Querido Julio:

Tú, que te fumaste un puro con el Fidel,
Que saliste a defender al Chicho en el momento oportuno,
Que te tomaste chicha con la Nina y el Lucho,
Que les abrazaste como gran amigote al Pablo y al Silvio,
Que les contabas emocionantes historias a tus pequeñas Sisa y Sami,
Que amaste tanto a tus hermosas y bravas compañeras,
Que trabajabas y parrandeabas de lo lindo con tus panas del alma,
Como el Renato, el Ata, el Vicente y el Edmundo,
Que pataperreabas por todo lado,
Para captar con tu lente locamente sensato
Tanto el sufrimiento, como la alegría y la esperanza
De tu América Latina,
Estoy seguro, querido Julio,
Este mismo rato,
Estarás convenciéndole a San Pedro,
Que te deje salir del cielo,
Para tomarles fotos a las diez mil caras del Diablo,
Para que todo el mundo conozca sus pérfidos rostros,
Los escupa, aborrezca y rechace por donde aparezca,
Y no vuelva a pisar impune estas tierras americanas.


Pepe Almeida
Albuquerque, abril de 2005.

(Leido por Iván Guayasamín en el Chimborazo).